lunes, 17 de enero de 2011

Mi juramento político (Ricardo Balbín)


Hace quince días, cuando fui reelegido presidente del Comité Nacional, dije; “Juro por mi honor que éste es el último servicio que cumplo para mi partido y el país. Si el país vota en 1977, saludaré a la columna que viene”. Muchos han creído que ésta fue una expresión imprudente de mi parte. Admito que puede serlo, pero lo dije con un propósito de educación política. El ámbito argentino está lleno de dudas con respecto a la labor de los hombres. Excepcionalmente se recogen apreciaciones diciendo que ésta o aquella es una contribución desinteresada al país. Esa noche, yo estaba como tomado por la necesidad de decir a la juventud argentina y a la que no está aquí, que esta lucha no es para nosotros y se la estamos dando al país futuro. Crean que yo no quiero ser más nada, que lucho para que sean ustedes. Este es el sentido de aquella expresión, que no sé si es generosa, tal vez que no, porque a esta altura de la vida uno sabe que la vida será muy corta. Pero es una expresión vital de mí ser. Yo nunca busqué posiciones, a mí me llevaron. Y no las busqué porque soy profundamente tímido. Subo a una tribuna y hago el mismo esfuerzo que hacía antes. Siempre quiero estar un poco atrás y siempre me empujan para que esté adelante. Me gusta escuchar y sé que tengo que estar conversando. Me gusta la soledad sin ser enfermiza y siempre estoy rodeado. Carezco de ambiciones porque yo tengo una auténtica vocación de bien público y entonces me irrita mucho cuando me suponen ambicioso o cuando me suponen interesado. Yo no he trabajado para Balbín; he trabajado para la UCR y sigo trabajando para la UCR.

Hablando con algunas personas de afuera y de adentro del partido, e inclusive algunas de las Fuerzas Armadas, dije que defiendo la institucionalización del país porque creo que ya no vuelven más los tiempos de antes. El día en que se pretenda alterar las formas institucionales habrá lucha. Y yo voy a estar en la trinchera de la legalidad sin fijarme quien está a mi lado. No voy a ser un indiferente, yo voy a tomar partido en la pelea.

Hay periódicos del peronismo de izquierda y aun del nacionalismo de derecha que ven en mí al hombre de reserva del Sistema. Todos los episodios que han ocurrido en el país en los últimos tiempos, han demostrado o han exhibido una no diré descomposición pero sí divergencias en lo que podríamos llamar el complejo del justicialismo, ahora acrecentado con la formación del FREJULI. A veces tienen razón, otras veces no tienen razones verdaderas, entonces para ubicar una posición buscan otra y la analizan a su manera. Nada de esto es útil y nada de esto es cierto. Podríamos llegar a una conclusión: ¿No será acaso que la extrema izquierda está ayudando a los de la extrema derecha? ¿No será acaso que los de la extrema izquierda están sirviendo decididamente a los de la extrema derecha? Al país no hay que confundirlo. La política radical tiene ochenta y tantos años. Ha sido clara, coherente. En cada episodio jugó con limpieza, con mucha claridad. En esta oportunidad está haciendo exactamente lo mismo. Lo que ha pasado es que el país ha madurado y las fuerzas tradicionales o no tradicionales han comprometido qué es la verdad nacional. Sin una convivencia con discrepancia que signifique la consolidación de la unión de lo argentino, no hay proceso de liberación. Esto es una verdad, nosotros servimos a esta causa. No dejamos de ser lo que éramos, seguimos siendo lo que éramos, vamos a ser lo que éramos, naturalmente actualizados en el tiempo. Porque si toda esta gente que se está ocupando tanto de nosotros ahora analizara nuestras plataformas electorales, a través de todos los tiempos corridos, verían que siempre hubo un denominador común. Es el complejo argentino, la confusión argentina creada en tanto de la vacancia de Perón la que gravita y determina todas estas circunstancias. Algunas se asomaban ya en vida de Perón. Porque incluso hubo espectáculos en las plazas públicas, ¿verdad? Creo que son teorías extrañas al justicialismo que se penetran en el justicialismo. Para hacer del justicialismo lo que ellos quieren pero no lo que es el justicialismo. Yo he conversado con alguna gente joven que quería entrar al partido, pero no por las ideas del partido sino para ver si en este partido imponían sus ideas. Y entonces yo les dije que esperaran la afiliación hasta que se hicieran radicales. Y esto es lo mismo. Además, me hacen el honor de considerarme un adversario importante. Si no lo fuera no se ocuparían tanto.



Ricardo Balbín, extracto de un reportaje realizado por el diario La Opinión que lo publicó el 31 de julio de 1974, con motivo de su 70 cumpleaños, ocurrido el 29 de ese mes. Trascripto por Correligionario Merlo del libro “Balbín Un caudillo, un ideal”, suplemento Nº 8 de la Revista Siete Días, octubre de 1982.

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