jueves, 23 de diciembre de 2010

No podemos seguir un día más sin querernos y sin reconciliarnos (Raúl Ricardo Alfonsín)


He querido llegar ante ustedes en la noche en que conmemoramos el nacimiento del Hijo de Dios, conociendo que para los argentinos todos, más allá de la celebración religiosa, es el símbolo del amor. Pero antes de la Navidad está el Adviento, el tiempo de la espera y la esperanza.

Alguna vez hablamos de una entrada a la vida y hoy siento que esa puerta hacia la esperanza ya ha sido abierta y todos hemos encontrado una luz del otro lado.

Pero Dios tomó la condición humana para que los hombres pudieran ser protagonistas del plan divino.

Por eso la Navidad también es participación y es reconciliación; y el hilo conductor del nuevo compromiso es el amor. No podemos seguir un día más los argentinos sin asumir el mensaje de hoy, no podemos seguir un día más sin querernos y sin reconciliarnos.

La Navidad debe ser mucho más que una hermosa reunión de familia, muchos más que una tarjeta de felicitación; debe ser una mano tendida a los humildes, a los que no tienen consuelo, a los que luchan para solucionar problemas tremendos de pobreza y de miseria.

Es por eso que quiero hoy llegar con mi palabra a estos sectores, a los que más sufren, para llevarles mi amistad y mi compromiso de trabajar, para que logremos todos una vida que merezca ser vivida moral y materialmente.

A quienes se preocupan por el alboroto de la democracia les prometo orden, pero con libertad. A quienes impacientan por obtener enseguida legítimas reivindicaciones, les prometo justicia y perseverancia. A aquellos que quieren seguir levantando banderas en las que creen, aunque no sean las nuestras, les aseguro que nadie se verá obligado a arriar ninguna porque entre todos juntos llevaremos adelante la empresa del bienestar y de la convivencia pacífica. A los jóvenes de edad o de espíritu los convoco para proyectar y edificar un mañana mejor.

A los que trabajan con sus manos y sus mentes les repito que son ellos los depositarios de una responsabilidad fundamental, porque son la única garantía del progreso y también son la única garantía de la dignidad.

A todos aquellos que esperan ansiosamente por una reivindicación, un regreso, una reparación, los invito a pensar en un futuro de paz que hemos empezado a construir con esfuerzo, es cierto, pero con la determinación definitiva de no fallar. Porque ahora todos, empezando por cada uno, tenemos la responsabilidad de hacer el país que nos debemos, comenzando hoy y pensando en mañana.

En esta hora de Navidad es mi mayor deseo poder escuchar aquel esperanzado coro que iluminó la noche diciendo: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra – en la Argentina, en América – paz a los hombres de buena voluntad.

Que así sea en esta Nochebuena esperanzada que nos anticipa un año mejor, una vida mejor.

Un abrazo para todos.


Presidente Raúl Ricardo Alfonsín, mensaje con motivo de las Fiestas Navideñas, el día 24 de diciembre de 1983. Trascripción Correligionario Merlo

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