sábado, 31 de octubre de 2009

No nos apartaremos de la Constitución y La Ley (Arturo Umberto Illia)


“Si nos esforzamos en formar una conciencia nacional, con justo sentido moral, no nos desesperaremos nunca, ni nos agotará cualquier encarnizada adversidad, porque sabemos también las razones fundamentales de por qué luchamos, y desterremos el temor y será superada cualquier acción psicológica que pretenda desnaturalizar nuestras rectas intenciones. En este obstinado combate para lograr una justa convivencia nacional, no asumimos el poder para dominar nuestro país, sino para servir a su grandeza, no apartándonos jamás de la Constitución y de la Ley, asegurando a todos nuestros conciudadanos iguales derechos y responsabilidades.
Nos moderaremos constantemente para no ceder a los agravios contra las virtudes republicanas, y acompañaremos y comprenderemos a nuestro pueblo para que todos cumplamos con nuestro deber: sentir la patria, y servirla en profundidad y con sencillez.
Somos conscientes de la responsabilidad que importa el honor con que el pueblo y los partidos políticos generosamente nos han honrado, como así también de la multiplicidad y complejidad de los problemas que debemos afrontar; pero tenemos la firme convicción de que con la ayuda de la Divina Providencia y de todos los sectores de la nacionalidad, el país podrá ver concretado un porvenir venturoso de paz y felicidad”.



Fragmento del Mensaje al Congreso 12 de octubre de 1963

viernes, 30 de octubre de 2009

Siempre es útil recordar (Raúl Ricardo Alfonsín)


Es justo reconocer que, aun en medio de las más graves crisis, prevaleció a lo largo de los últimos años el instinto de preservación de la democracia recuperada, la reconstrucción de sus valores fundamentales y la noción del estado de Derecho. Si es así, estaríamos retomando el camino iniciado en 1983, alejándonos definitivamente del “país al margen de la ley” que tanta violencia y muerte produjo en la Argentina, y consolidando la democracia, en resguardo de la libertad y en la búsqueda simultánea de la igualdad.

La consolidación de la democracia requiere de la vigencia de los derechos y garantías contemplados en la Constitución nacional. Muchos políticos, periodistas y opinadores volvieron recurrentemente sobre la cuestión al hablar de la necesidad de proteger los derechos humanos de las víctimas de la inseguridad, contraponiéndolos a los derechos humanos de los posibles victimarios, pretendiendo que se desconozcan las garantías procesales de los sospechosos, como si éstos no tuvieran el derecho de defensa, el beneficio de la inocencia y el de la duda, consagrados en el artículo 18 de la Constitución nacional. Sigo creyendo en aquella teoría de Sócrates de que es mejor padecer la injusticia que cometerla. En este sentido debemos advertir sobre los riesgos que vuelven detrás de demandas y ofertas de orden y seguridad que se asemejan a los discursos que abrieron el camino al horror. La preocupación debe ser mayor cuando estas expresiones de intolerancia se manifiestan electoralmente a través del apoyo a candidatos identificados con la violación de los derechos humanos.

Siempre es útil recordar cómo se perdió la democracia en nuestro país; recordar también hasta dónde una parte de la sociedad pudo resistir, encontró los canales de expresión o prestó su consentimiento en lo que pasó durante los años de violencia política y más específicamente durante la última dictadura militar. No admito que todos tengamos la misma responsabilidad, ni del mismo grado ni del mismo tipo, porque hubo algunas personas, civiles y militares, que fueron especialmente responsables en los hechos atroces que se cometieron y fundamentalmente en la degradación del estado de derecho, en el sostenimiento de la última dictadura militar, defendiéndola en los medios de comunicación, en los organismos internacionales de crédito o en las Naciones Unidas. Me producen un fastidio especial las actitudes de quienes se beneficiaron económicamente con la represión y el “orden” impuesto por la dictadura y luego se colocaron con una gran arrogancia en el lugar de fiscales de la República. Es necesario recordarlo, sin rencores ni indulgencias.


Raúl Ricardo Alfonsín. “Memoria Política”, 2004.

Tenemos que querernos más entre nosotros los argentinos (Raúl Ricardo Alfonsín)


Queridos amigas, queridos amigos:

Sin duda hay importantes motivos para celebrar estos 25 años de la democracia Argentina.

Todo lo que nos ha dado en materia de libertad, de derechos, de lucha contra la impunidad. Todo lo que ha significado el retorno a una sociedad que quería salirse de su compartimiento estanco para volcarse, como corresponde, en una sociedad abierta a la fraternidad que significa encontrarse juntos con el propósito de vivir esa vida común, que es lógico que se viva en una democracia.

Es muy importante lo que se ha logrado, comprendiendo que la democracia no es simplemente el ejercicio de la libertad, es también la búsqueda de la igualdad. Es también la que mejor posibilita la distribución del ingreso.

No lo hemos logrado del todo, quién no lo sabe. Por eso nuestro inconformismo. Pero mientras se apunte en esa dirección, mientras sepamos que es imprescindible comprender que la democracia no es solo libertad sino que también es búsqueda de la igualdad iremos conformando una sociedad más libre, una sociedad que, en definitiva, de la respuesta que nosotros y nuestros hijos esperan, para una realidad que es necesario, definitivamente, mejorar.

Es absolutamente necesario, les decía, comprender que en esta democracia que buscamos no podemos tampoco quedarnos en la añoranza. No podemos refugiarnos en un pasado que ya fue y que muchas veces nos llenó de frustraciones.

Por el contrario, es imprescindible que tengamos la inteligencia suficiente como para entender que es necesario mirar con inteligencia, con el corazón y la mente en el presente, pero con la imaginación puesta en el futuro para encontrar la forma de solucionar problemas que distan mucho de ser resueltos en nuestro país.

Fíjense ustedes, sólo unos ejemplos nada más: qué otra forma tienen los argentinos sin distinción de partidos políticos para resolver los problemas generacionales de la pobreza, sino a través de la educación. Fíjense de qué manera tenemos que trabajar también juntos y unidos para hallar la mejor forma de resolver los problemas que hacen a lo social en nuestro país.

Es imprescindible, entonces, que nos demos cuenta de que debemos trabajar juntos. Es necesario el diálogo. Diálogo que no es simplemente diálogo entre gobierno y oposición, que es diálogo también dentro de la oposición, pero que se caracteriza fundamentalmente por esa presencia del gobierno en el diálogo que no puede, de ninguna manera, sentirse el realizador definitivo de la argentina del futuro porque haya ganado una elección

Hay qué entender que tenemos que trabajar para mejorar la sociedad argentina. Se trata no solamente de un problema de los políticos ni del gobierno. Es un problema de la sociedad, de la sociedad toda, que debe encontrar la forma de receptar los reclamos de cada uno con el propósito de discutirlos, y ver la forma de hallar consensos que superen disensos, que sin embargo necesita, desde luego, la democracia. Porque si todo fuera consensos no podría existir.

Y dentro de esa democracia está la juventud, miles y miles de jóvenes que han sido llevados anteriormente a verdaderas catástrofes frente a la imposibilidad de cumplir con objetivos que creían esenciales y que a lo mejor eran esenciales. Pero que de ninguna manera podían concretarse a través de la violencia.

Juventud que tendrá que ser empujada por todos los partidos políticos. Hay temas como estos que les he nombrado que superan los lineamientos políticos. Van más allá de cualquier tipo de división que halla en el orden o los criterios que puedan tener sobre determinados puntos.

El mundo en el que vivimos nos obliga a ser inteligentes, a encontrar los caminos correctos. América latina está comenzando a dar los pasos fundamentales de una socialdemocracia que solamente podrá concretarse si abandonamos, de una vez para todas, la idea de que es necesario construir esa democracia social sobre la base de la destrucción de todo lo que existe, en el marco de ese neoanarquismo que se basa en el sabotaje, en la destrucción, para realizar un cambio que se cree necesario sobre la base de no tomar el poder.

Que cosas estamos escuchando, que cosas les decimos a nuestros jóvenes. Es imposible que no surjan de los distintos partidos voces claras que definan cual es la precisa realidad.

Yo recuerdo que en el acto del Obelisco juntamos un millón de personas. No podrá hacérselo de nuevo porque, gracias a Dios, no tendremos más dictadura. Era el deseo de salirnos de la dictadura lo que movilizó a tanta gente. Recuerdo que sostuve en ese acto, que era imposible pretender afianzar la democracia cuando quien no estaba en el poder quería destruir todo lo que se hacia desde el poder para llegar al mismo, para suplantar al gobierno en su ejercicio. No puede ser más.

Tenemos que querernos más entre nosotros los argentinos. Tenemos que comprender que es a través del esfuerzo común como lograremos encontrar la manera de resolver esos problemas, a través de un esfuerzo esperanzado.

Por eso quiero que este mensaje, sea un menaje de esperanza. Un mensaje de esperanza que le diga, sobre todo a los más jóvenes, que van a encontrar su lugar, que van a conseguir los frutos de una lucha que quieren realizar y que a través de todas las distintas generaciones en el país vamos a superar, a pesar de todo lo que ocurre, a pesar de todas nuestras desgracias, a pesar de todos los peligros que se ciernen sobre el mundo, vamos a encontrar de una vez por todas la forma de concretar el país con que soñamos.

Muchas gracias, Raúl Alfonsín - Luna Park - 30 de octubre de 2008
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...